Me prometí a mí misma
que nunca sería como ella.
Que nunca obligaría
a nadie a quedarse. Pero
anoche cerré la puerta,
y cuando escuché
sus pasos alejándose,
apreté la llave
en la mano...
esperando que volviera.
Nos pasamos la vida entrenando para cosas que nadie nos pidió: rendir, parecer productivos, tener éxito en algo que no entendemos del tod...