¿Quién inventó el tiempo?
Probablemente alguien que estaba esperando en la ventanilla equivocada, mirando cómo los números avanzaban como si eso significara algo.
Algún tipo aburrido, sin nada mejor que hacer mientras esperaba en el auto o en el ascensor. Tuvo esa brillante idea un lunes por la mañana, justo antes de cebarse el último mate. Seguro pensó que estaba haciendo algo importante.
Einstein decía que el tiempo es relativo. Que depende de la velocidad, de la gravedad, que incluso un reloj puede desviarse si te movés lo suficiente.
Pero yo no me muevo. Estoy clavada en la cola del súper, mirando cómo alguien delante mío pregunta el precio de una banana y la cajera hace una pausa existencial, suspira, y termina llamando al encargado, que seguramente está en el depósito tratando de recordar por qué aceptó el trabajo.
El otro día me contaron un chisme. Dicen que hay un tipo con un mapa de la cultura, que se sienta a mirar dónde están todos los funcionarios. Uno por uno los nombra, los enumera, como si eso fuera útil. Y yo digo, ¿será verdad? Espero que lo sea, porque se está demorando demasiado en decir algo. O tal vez también, el tiempo le llegó tarde.
Dicen que el tiempo cura, pero para mí más bien acumula. Apila cosas y no de las buenas.
Como si no fuera suficiente, tiene el descaro de devolverte solo los recuerdos equivocados: los besos que no diste, los abrazos que se quedaron en pausa, las palabras que nunca dijiste cuando todavía podías. Cuando todavía había alguien que quería escucharlas.
Es el rey del después.
“después vemos,”
“después hablamos,”
“después del trabajo"
"después de las elecciones"
"después de las vacaciones.”
"después de que cargue el
celular"
Y mientras tanto, ahí estás.
Ahí estamos.
Esperando como si fuera un deporte olímpico. Y no, ni siquiera hay medallas para eso.
¿Quién habrá inventado el tiempo? De verdad lo digo. Seguramente alguien como vos. O como yo.
Alguien que todavía cree que habrá un momento perfecto.
Un instante en el que todo en esta vida finalmente tenga un fucking sentido.
Pero no funciona así.
La verdad es que el tiempo no es más que un estafador con un traje arrugado y un reloj que no anda. Y al final, cuando todo termina, te das cuenta.
Te das cuenta de que el tiempo no existe.
Que solo lo inventamos para tener algo más para perder.