9.1.25

Con el diario del lunes

Al verte, se me encendía el alma 

como si mi cuerpo medio en automático

fuera directo a tu rostro, tus manos,

tu tono de voz, tu olor, tu modo de reír.

Creí que quizás, en otro universo paralelo,

ya habíamos compartido historias y silencios,

que había un eco del ayer chocando en nuestra orilla.

Pero ahora, con el diario del lunes 

descubro titulares que hablan de distancias.

Me doy cuenta de que no puedo repetir

el mismo juego en otra vida,

ni dejar que este vértigo

se transforme en un bucle inagotable.

Al final, nadie enciende el fuego sobre el aire

porque hay llamas que nacen para apagarse

y miradas que nos rozan para enseñarnos a soltar

Lengua Madre

 Imaginá esto, una mujer se sienta frente a una computadora vieja, en Colón, con un ventilador que hace un ruido que podría ser una vocal qu...