Tuvimos que aprender como doblarnos
sin que el mundo se nos derrumbara.
Mirarnos a los ojos y perdonarnos todo.
Entender cuanto tiempo habíamos
desperdiciado de este mundo.
Tuve que aprender de memoria
lo que tengo y lo que no tengo
y quién soy.
Recordar la fuerza
que viene desde adentro,
rezar, pedirle favores a mis muertos,
rezar, recordar como fue todo en un principio.
Me puse de rodillas para poder llorar
y gritar blasfemias en contra la muerte.
Tuvimos que doblarnos, el dolor produce eso.
El miedo sin embargo, no nos abandonó jamás.