13.1.09

A Paraná Poesía 2009

A mis amigos de ese Gran Encuentro. Atención de María Balla, poeta mía.

Circunstancias adversas impídenme concurrir, favor ténganme ahí como yo los tengo.

“Que los que saben sepan lo que puedan saber
y los que están dormidos sigan aun durmiendo”


Van unos papeles como un saludo a ese pacto de poetas en Ciudad de Paraná por Entre Ríos.

Enero, a 12 del 2009
Gonzalo ROJAS




ESTE CUERPO

Este cuerpo era cuerpo hasta ayer, ahora come mármol,
cumple otro oficio, el agua
que le echan encima con las flores no
se pudre, es música, piedad
y música.


300.000 son las hormigas que roen este corazón
pétalo a pétalo de nadie porque este cuerpo es nadie,
era y no es, lo sido
es lo único que es,
 Diáfano,
¿qué será diáfano?

Además uno sueña en alemán,
en cairo arameo sueña, por flaco por
loco sueña, por
colgado de un palo sueña.
Ni el martirio, Hijo, ni el martirio.
Volvamos otra vez
a ver si se va el ruido, Roma
fue ruido quinientos,
esto mismo va para quinientos
en mal inglés, en ignominia, en
aviones a chorro en horror, en
ruido, ruido, ruido.


Mejor callar, la informática no da
para este cuerpo que suda, por mucho cuerpo hermoso
que arda encima de este cuerpo, por
mucho pelo afrodisíaco, por
mucho gemido de encantamiento, tetas
frescas, testículos, la informática no da.


Todo por precaución, se entiende, Shakespeare
fue a Italia y todavía anda, ¿a qué fue a Italia Shakespeare
a hacer qué? ¿a nadar, a purificarse
en lo itálico de las aguas di Garda?, ¿a oler
la hermosura de Verona, o más cerca a oír al descarado
de Baudelaire entre el horror y el éxtasis? pero ¿quién
fue Baudelaire? ¿O a dialogar con Artaud, ¿quién fue Artaud, quién
entre nadie y nadie allá por las cumbres?


Quedan los libros, Borges, la crepitación
de los libros, dígalo Alejandría
que algo supo de eso, el aullido crematorio
de la Segunda Grande, el pulvis púlveris
et in púlvere reverteris, el África bellísima y hambrienta de
antes y después del jazz
cuyo ethimon es semen del paraíso que se entienda de una vez
en africano village de New York, como dicen los negros,
semen de aullar
y de parir.


Fuera con el miedo que lo emputece todo, si existiera
existiría dijo Sade, denme un poco de eso, el hombre
es fuego, la mujer estopa,
viene el viento y sopla, ¿y Valéry? ¿y el
cementerio ése del azur? ¿Y Mallarmé, y
los martes de Mallarme?


Asco o hartazgo, ¿qué es el asco?, el hartazgo
¿qué? Las hormigas
por lo menos, salvemos las hormigas
que entraron antes de la salvación. El Führer era salvación
allá por el 40
y ni ceniza. Por otro lado no hubo stalinero
que no fuera salvación. No hubo Malraux
que no comiera serpiente.


Mejor bañarse dos veces en el mismo río, el Sena
corre sucio, ése no, Celan, preferible la horca
de Esenin, la de Nerval
que se ahorcó con sombrero hasta orejas
para la diversión de Goethe
la sobredosis de Trakl, prefiramos las dos líneas portentosas
vendrá la muerte, tendrá tus ojos de Cesare Pavese,
tan a lo Séneca
que se cortó las venas en el baño.


Pero no es cosa de molicie, el kaimatorios
no es para dormir, uno se desnuda
y nada hondo. Ahí empieza el jazz,
el verdadero jazz
cuya trompeta llega a las galaxias,
ni es clinicazo venenoso ni
tijerazo en el seso, ni Rimbaud
llorando por ese cáncer a la rodilla, - Elle est rétrouvée
Quoi? l’Éternité. La rodilla
no es para llorar, hombre,
sino para marchar en la tormenta.

En cuanto a planeta, my Lord, el planeta no
es molicie
¿qué va a ser? No hay más que la dinastía
de los desnudos y los muertos, esa soga ciega
sin madre.

Ni hablar del mármol, uno
no come mármol
los cuicos comen mármol, comen ordinariez,
se van al cielo
¿qué va a haber cielo?

Adiós cuello cortado como dijo no sé quién
¡canallas!, todos los elegíacos
son unos canallas, favor
no mear las rosas.
Gonzalo ROJAS
1 – VII – 2008



SÁBETE SANCHO

Sábete Sancho que la imaginación no es un perfume de mujer
como dijo Al Pacino en esa película, es más
que esa película, se parece
a una mariposa grande de antes del Mundo, tiene
cómo decírtelo belleza y
tristeza como cuando llueve encima
del mar
y el zumbido es un hilo hilísimo de silencio.



Nada entonces de perfume de mujer, el único perfume
primordial es el clítoris sagrado que parpadea y
gotea fémino y másculo, nupcial
y cerebral y por lo visto húmedo y espérmato, trémulo
hasta el frenesí, animal
contra animal oloroso, ¿ Y tú,
Sancho, cómo te fue con el placer?

Sábete Sancho que estoy triste, ¿de qué se acuesta el hombre
para morir?, ¿ de qué latido
pernicioso, con la sien entrando hacia dónde
de la almohada y la oreja, oreja
ya de quién, nadando cuál
de los torrentes sombríos: el pantano
o el vacío sin madre, de cuál de las espinas de la especie?

Me
repito, me, ¿y los Urales, Sancho?, saquen
de una vez al muerto.

Toda mujer es tajo
suave pero tajo, fascinación
pero tajo, unas hebras finísimas
de alto abajo pero tajo, un olor
a madera recién cortada para la preñez pero
por qué no decirlo tajo torrencial de donde mana
todo Hado, con dos cítaras
de veinte cuerdas cada mes: la del llanto
y la del encanto, con párrafos de histeria y
risa desencadenada hasta donde alcanza
a llover, de donde se deduce que su armazón
es necesariamente húmeda.

De repente me puse a hablar en siete mil
idiomas: -Paren
les dije a las estrellas, así no,
así no voy a hablar nunca, estos excesos
son atroces, volvamos
a las sílabas, las verdaderas madres son las sílabas, las
persas especialmente a escala de frescor, todo lo cual
sábete Sancho quiere decir que

hubo una vez un pie
en el aire, libre, libertino, como en la Roma imperial,
pie desnudo con tobillo y todo que volaba y
pensaba, bellísimo ese pie, las arterias
pintadas por Duchamp lo descifraban todo, había
que leer ese pie directamente en su destello airoso allá por las cumbres
como quien va a una fiesta
y ya no hay baile que bailar. Porque, sábete Sancho, un pie
es un pie y no un despilfarro.
Coleóptero no es.

Todo fulgor perecerá, salvo
Osip Mandelstam y
claro Apollinaire. Oh jazz, único jazz, cosmonauta
de los dioses, adiós
viejos vanguarderos del 2008, qu´ est ce que le nouveau?
Chacales gruñendo en torno de un manantial seco.

Me quedo con las hermosas
que hacen versos, con
las otras no, tienen que ser hermosas, llámense Safo,
Teresa de Ávila, Lou Andreas Salomé, Leonora
Carrington, Emily Brontë, más la otra Emily
Dickinson, más Ajmátova, de repente Gabriela, Nadjá que vio a Dios.
¡Me quedo con mi vaticinia de Chihuahua!

Me pierdo, todo anda bien en el universo, hay cosas
que pertenecen y otras que no
pertenecen, una carreta
cargada de heno hasta el tope New York arriba
pertenece, un Ferrari a 200 por hora no, ése no,
no se le ven los bueyes, esa
es mi discusión con el Al Pacino: él cree que basta con
un carro veloz y una algo así como piernas largas
tetas rítmicas si queréis.

¿Y los duques de la fanfarria, Sancho? Por pudor no hablo
de esos archiduques menesterosos
del petróleo, del fierro, del negocio
bursátil a los que de repente les estalla
en la única mano que les queda. Dante
los metió en el Infierno con todos esos euros
que antes de euros fueron denarios
del imperio imperial. Allá ellos
con ese poco imperio que les va quedando, Irak,
¿qué fue de Irak?

Desensillar hasta que aclare, sábete
Sancho que estoy ciego, de los dos
uno me dijo el oftalmólogo a lo Hölderlin, ese derecho
no le da para más, Príncipe,
por último usted ya lo vio todo con el izquierdo, Alteza,
y otra cosa, mi señor: duerma, duerma sin parar, en el sueño
se ve con los dos, ¡ ése si que es ofta, Sancho!
y adivino.

Uno termina siendo aluminio como el avión, orejas,
nariz de aluminio, seso
de aluminio, burro si tú me excusas
de aluminio y vuela,
¿por qué no va a volar
como ese Dios colgado de un palo?. Pues el Jesús
que tanto amamos fue un hombre
colgado de un palo,
le decían crestón y
maricón pero fue todo un hombre
colgado de un palo.

- “Padre,
¿por qué me has abandonado?”

Gonzalo ROJAS
Viernes Santo
21-III- 2008